La GPU (Graphics Processing Unit) realiza miles de operaciones simultáneas, esencial en tareas como juegos, edición de vídeo o diseño 3D. A diferencia del CPU, que se especializa en instrucciones ordenadas, la GPU destaca en cálculos paralelos, procesando millones de píxeles y vértices a la vez.

Su potencia depende de la cantidad de núcleos, como los llamados CUDA, Stream Processors o similares. La cantidad de núcleos y sus frecuencias, medidas en GHz, determinan la velocidad con la que ejecuta esas tareas.

La VRAM es la memoria dedicada de la tarjeta gráfica. En ella se guardan texturas, sombras, geometría y otros datos visuales de los juegos o programas. Cuanta más VRAM y mejor ancho de banda (GDDR6, GDDR6X, etc) tenga, mejor podrá manejar resoluciones altas y texturas más detalladas. Los juegos competitivos no utilizan más de 4GB o 6GB de VRAM, pero títulos con gráficos más exigentes utilizan tranquilamente 8GB o más.

Hoy en día los mayores fabricantes de chipsets de GPUs son NVIDIA y AMD, quienes han desarrollado tecnologías para mejorar rendimiento en juegos como DLSS, exclusivo de la serie de gráficas RTX, y FSR, habilitado para cualquier gráfica.

Una misma GPU puede venir fabricada por distintas ensambladoras, como MSI, ASUS, Gigabyte, entre otras. Todas usan el mismo chip gráfico del fabricante, pero difieren en calidad de materiales, refrigeración o cantidad de ventiladores. Esto puede influir en la temperatura, ruido o consumo y, a veces, en el rendimiento bajo carga prolongada. En este ámbito, elegí la que se adapte mejor a tu presupuesto y estética de tu PC.

Comprar tu GPU de segunda mano ayuda muchísimo a tu presupuesto y reduce desechos electrónicos. Corroborá sus horas de uso, mantenimientos y si fue utilizada para minería de criptomonedas, lo cual degrada mucho sus componentes.

La RAM (Random Access Memory) se caracteriza por su alta velocidad y su retención de datos de corto plazo. Accede a datos MILES de veces más rápido que un disco duro, y es necesaria para el rendimiento general del sistema y la funcionalidad de los programas abiertos.

El rendimiento de estas memorias está definido por su frecuencia y el tipo de memoria. La frecuencia se mide en MHz, e indica la velocidad de transferencia de datos. Cuanto mayor sea, más rápido puede comunicarse con el CPU. Los tipos de memoria más comunes a día de hoy son DDR4 y DDR5. Esta última ofrece frecuencias mucho más altas, con latencias un poco mayores.

El tipo de memoria está ligado a su compatibilidad tanto con la Motherboard como el CPU, por lo que no puede emparejarse cualquier RAM con cualquier PC.

Un factor a tomar en cuenta al elegir ram, además de la compatibilidad y rendimiento, es la capacidad, que determina la cantidad máxima de datos que pueden almacenarse, e implica la cantidad de procesos que pueden estar abiertos al mismo tiempo. Actualmente 16GB se consideran el estándar actual para juegos y productividad, siendo 8GB el mínimo recomendado para uso general suave.

Un detalle interesante normalmente ignorado es la latencia CAS, un valor que indica cuánto tarda en procesar un comando. Se expresa con un número como CL16 o CL36. Mientras menor sea el número, más rápido es el módulo.

Una recomendación importante es utilizar dual channel, que consiste en utilizar dos módulos de ram idénticos, lo que hace que trabajen en paralelo duplicando el ancho de banda y mejore considerablemente el rendimiento.

Las RAMs DDR4 usadas o recertificadas tienen una buena relación rendimiento/precio con un impacto ambiental bajo.

La motherboard comunica el CPU, las RAMs la GPU, los discos y todos los periféricos conectados a través de su Chipset, que determina las capacidades del sistema, compatibilidad, cantidad de puertos, y en algunos casos, opciones de overclocking.

Otro de sus roles es la distribución de energía, regulando los voltajes de cada componente mediante sus VRMs (Voltage Regulator Modules). Motherboards de mejor gama tienen mejores VRMs, que prologan la vida de procesadores exigentes bajo carga.

Las motherboards cuentan con ranuras de expansión, como las PCI Express (PCIe), donde se instalan las GPU y tarjetas de red o de sonido. También poseen slots M.2 y/o SATA, donde se instalan las unidades de almacenamiento.

El tamaño de la placa, denominado factor de forma, varía según un estándar llamado ATX, y se debe tomar en cuenta en relación al gabinete. Los factores de forma existentes son: E-ATX, ATX, Micro-ATX y Mini-ATX.

Al elegir una motherboard, la compatibilidad es lo primero a tomarse en cuenta. Cada CPU utiliza un socket (zócalo) específico de su generación, y solo funcionará con una motherboard que comparta ese mismo socket y chipset. Además, se debe elegir una motherboard de acuerdo al tipo de memoria RAM, sea DDR5, DDR4 o anteriores.

Hay distintas gamas de motherboards, que varían en cantidad de ranuras de expansión, puertos, calidad de VRMs, slots para RAMs, disipación del chipset, estética y opciones de overclocking (solo en gama alta).

Las gamas para CPUs Intel son: H (gama de entrada), B (gama media) y Z (gama alta). Para CPUs AMD son: A (gama de entrada), B (gama media) y X (gama alta). Normalmente, el usuario normal no utiliza nunca las capacidades de una motherboard Z o X, además de la estética y cantidad de puertos. Elegí la que se ajuste más a tu presupuesto y necesidades.

Comprar una motherboard de gama media o alta usada o recertificada es una muy buena idea si se verifica el buen estado de los pines del socket y VRMs.

Las unidades de almacenamiento se encargan de leer y escribir información, sea del sistema operativo, de juegos o de documentos. Actualmente existen dos tecnologías principales: los HDD (discos duros) y los SSD (unidades de estado sólido).

Los HDD almacenan datos en discos magnéticos giratorios. Son más lentos pero ofrecen gran capacidad por menos precio que un SSD. Ideales para guardar archivos pesados y copias de seguridad.

Los SSD, en cambio, utilizan chips de memoria flash, eliminando la parte mecánica. Son muchísimo más rápidos, silenciosos y resistentes a golpes. Esto significa tiempos de carga casi instantáneos, arranques del sistema operativo mucho más rápidos y menos retrasos en juegos con mucha carga de datos constante (como los de mundo abierto) y programas exigentes.

Existen dos tipos de SSD:

Los SSD SATA se conectan a un puerto del mismo nombre. Son más económicos y pueden conectarse a la mayoría de motherboards (todas las motherboards desde hace 20 años tienen conectores SATA), y sus velocidades rondan los 500MB/s.

Los SSD M.2 NVMe son los más rápidos, con velocidades que se miden en GB/s. Cada vez son más accesibles, y son ideales para tareas que manejan grandes volúmenes de datos. Se conectan via PCI Express en puertos designados específicamente para ellos.

Es importante tener en cuenta que los SSD M.2 NVMe varían su velocidad en relación a su generación de PCI Express, y aunque no cambian de forma por eso, Un NVMe PCIe 5.0 limitará su rendimiento a PCIe 4.0 o inferior si la motherboard no soporta esa generación.

Aunque es recomendable comprar un SSD nuevo, puede elegirse uno usado si tiene un porcentaje alto de vida útil restante, que puede comprobarse mediante programas. Reciclar HDDs es una práctica muy común y económica, con un impacto ambiental positivo.

La fuente de poder distribuye la energía necesaria a los componentes de tu PC, por lo que elegir una con la potencia adecuada al consumo de los componentes es muy importante

La potencia de la fuente se mide en watts (W), pero su calidad no solo depende de eso. Las fuentes de buena calidad también proveen de protección contra sobretensión, subtensión, cortocircuito y sobrecorriente, que podrían dañar permanentemente los componentes.

Cuando se trata de garantizar la fiabilidad de una fuente, la iniciativa que más destaca es 80 PLUS, que corrobora que las fuentes de alimentación tengan una eficiencia mínima del 80% al 20%, 50% y 100% de su carga nominal.

Los sellos de 80 PLUS son White, Bronze, Silver, Gold, Platinum y Titanium. Es importantísimo elegir una fuente certificada a la hora de armar una PC para juegos o diseño.

Todas las fuentes modernas siguen un estandar llamado ATX, que define su tamaño, los puntos de instalación y las conexiones. Este estándar se va actualizando, y eso implica mejoras en eficiencia, conectividad y transmisión de energía.

Para mayor comodidad y estética, se puede optar por fuentes modulares, en la que solo se conectan los cables necesarios para cada componente, sin cables de sobra. Las fuentes no modulares son más económicas, con la condición de que todos los cables salen por un agujero, incluyendo varios que probablemente no se utilicen por el usuario.

Las fuentes pueden durar años. Una fuente usada o recertificada de marca confiable 80 PLUS Gold o superior brinda un excelente rendimiento, ahorrándote dinero y evitando su descarte.

La refrigeración es vital para tu PC, ya que previene el sobrecalentamiento de componentes, lo cual puede causar una caída del rendimiento, crasheos, reinicios y daños permanentes en el hardware.

Existen dos sistemas principales de refrigeración: por aire y líquida.

La refrigeración por aire utiliza un bloque metálico (heatsink) y uno o más ventiladores para extraer el calor del procesador y expulsarlo fuera del gabinete. Es el método más común, económico y fácil de mantener. Los mejores disipadores por aire tienen aletas de aluminio, tubos de cobre y ventiladores con presión estática alta.

La refrigeración líquida emplea un circuito cerrado que transporta el calor mediante un líquido refrigerante hacia un radiador, donde se disipa con ventiladores. Los sistemas AIO (All-in-One) son los más comunes ya que tienen muy buen rendimiento y son fáciles de instalar, además de que se ven mejor que una por aire. Hay distintos tamaños de radiadores como de ventiladores, y se debe verificar que el gabinete tenga el tamaño necesario para su colocación.

Más allá del disipador, es importante el flujo de aire del gabinete. No importa qué tan buena sea la refrigeración del CPU si el calor no se expulsa al exterior. Se necesita mantener una correcta entrada y salida de aire para mejorar la eficiencia térmica general.

Un dato no menor es que se debe elegir una pasta térmica de calidad. Es indispensable, y se coloca entre el procesador y la bomba del AIO o el heatsink.

Un AIO o refrigeración por aire usada o recertificada puede ser una buena opción si no presentan fugas o defectos/roturas en los ventiladores o en el radiador/heatsink.

El gabinete cumple una función tanto estructural como térmica, sosteniendo todos los componentes. Su tamaño se debe elegir principalmente en relación a la motherboard.

El primer criterio de tamaño del gabinete es el siguiente:

Full tower: para PCs (realmente) grandes, con muchos ventiladores. Generalmente usado para montar sistemas de refrigreración líquida personalizados.

Mid tower: el formato más común. Tamaño y tamaño "normal".

Mini Tower: PCs compactas. Poco comunes y necesitan que todos los componentes sean de perfil bajo.

El segundo criterio se basa en relación a la compatibilidad con distintos factores de forma de motherboards: E-ATX, ATX, Micro-ATX, Mini-ATX. Cabe recalcar que, en un gabinete más grande, entran los factores de forma menores.

En caso de utilizar refrigeración líquida, se debe corroborar que soporte el tamaño del radiador.

Un buen gabinete con materiales de calidad como acero o aleaciones de aluminio y extras como vidrio templado o iluminación RGB integrada, da una buena primer impresión y define la "carácter" de tu PC.

Reusar gabinetes casi siempre es una buena idea si ha sido cuidado correctamente y no le faltan tornillos importantes.